viernes, 20 de marzo de 2009

UN PAIS TEÑIDO DE SANGRE


Ninguna generación puede hacer frente a los retos de su futuro sin reparar en las enseñanzas del pasado. Es por eso que la juventud dominicana actual carga el compromiso de conocer los sueños, dolores, padeceres y logros de las generaciones que construyeron el país.

Hace más de 20 años, en las décadas de los 60 y los 70, miles de jóvenes con sueños y aspiraciones tuvieron que hacer frente al trujillismo, su caída; y la posterior entrada del gobierno de Joaquín Balaguer, hasta hoy reconocido por cobrar con cárcel, exilio, sangre y muerte, las vidas e intentos de esos jóvenes por trazar una senda más justa para los que vivimos hoy.

Narciso Isa Conde, conocido hasta el presente por sus luchas en defensa de las doctrinas comunistas, y Manuel Matos Moquete, catedrático y dirigente en aquel entonces del Movimiento Popular Dominicano (MPD), fueron dos de esos jóvenes entusiastas activistas, como otros, de las utopías que bombardearon el país en esos años, procedentes en algunos casos, de potencias comunistas y socialistas como China y la Unión Soviética, y seducidos también por ejemplos como el de la revolución de Fidel Castro en Cuba.

Testimonio
Narciso Isa Conde era muy joven cuando se involucró por primera vez con dirigentes y dirigentas de las luchas democráticas y pro socialistas. En los años 50 conoció a Justino José del Orbe y Quírico Valdez, jóvenes luchadores, primero en el plano de su sindicato y más tarde en la conformación de una vanguardia revolucionaria.

Después de la Guerra de Abril, conoció a Pericles Franco; los hermanos Juan y Félix Elbio Ducoudray; Héctor Ramírez Pereyra (Niño), y “desde el punto de vista de la amistad, la humanidad, a Minerva Mirabal”, rememora.

Con ella tuvo una relación cercana, pues cuando la joven llegó a la capital para estudiar, vivió en una pensión que tenía la madre de Isa Conde en la calle Santo Tomás de Aquino esquina Ramón Santana, en la Zona Universitaria.

“De Minerva recuerdo su talento, su hermosura, su altísima sensibilidad, su vocación por la lectura y su condición de estudiante brillante. Muchas veces compartí estudiar con ella porque ambos resistíamos estudiar con ruido”, narra. También recuerda a Tomasina Cabral e Isaura Ventura, del Movimiento 14 de Junio, y a María Teresa, la más joven de las Mariposas, quien, al morir contaba tan sólo con 24 años.

Matos Moquete recuerda hechos trágicos vinculados con jóvenes, como el asesinato, durante la dictadura trujillista, de los sindicalistas Mauricio Báez y Freddy Valdez. Otro caso fue el de Guido Gil, periodista y abogado, desaparecido en el puente Higuamo en San Pedro de Macorís. A pesar de las averiguaciones, su cadáver jamás fue encontrado.

Resaltaron en la época los asesinatos de cabecillas de izquierda, especialmente de tres partidos: el Movimiento Revolucionario 14 de junio, el Partido Socialista Popular y el Movimiento Popular Dominicano.

Influidos por un pensamiento transgresor y revolucionario todos los jóvenes de esa época amistaron y fueron compañeros de lucha. Todos recuerdan a Asdrúbal Domínguez, Amaury Germán Aristy y los héroes del 12 de enero, Narcisazo González, Amín Abel Hasbúm, Orlando Martínez, Maximiliano Gómez (El Moreno), Henri Segarra, Otto Morales, Tito Monte, Sagrario Díaz, los jóvenes del club Héctor J. Díaz y muchos, muchos más... todos fallecidos.

El dolor de la muerte
Como Narciso Isa Conde y Manuel Matos Moquete, quienes lograron sobrevivir a una época en que la sangre joven fue derramada, vivir ha significado cargar la pena de haber visto caer a amigos que eran sus hermanos.

Isa Conde admite: “La muerte que más me estremeció fue la de Amín. Yo estaba clandestino en una casa en El Conde y me llegó al alma su asesinato, nos llenaba de indignación”, refiere el dirigente comunista. Amín Abel Hasbún, secretario en ese entonces del MPD, fue asesinado el 24 de septiembre de1970 en su casa, de un balazo en la cabeza disparado a quemarropa.

El golpe se debió a la cercana relación, casi familiar, que ambos cultivaron. “Con él compartí niñez, adolescencia y juventud primero en los estudios intermedios en el Colegio La Salle, luego en el aula común durante tres años del bachillerato”, expresa. Otro doloroso golpe fue la muerte de Asdrúbal Domínguez. “Su muerte fue como la de alguien de la familia”, narra Isa Conde.

Otra cruel pérdida fue Orlando Martínez, pues había mantenido una relación estrecha con el periodista, a quien conoció en 1964. Ambos pertenecieron a la misma agrupación política y compartieron tanto dentro como fuera del país.

De su lado, Matos Moquete, quien perdió a dos de sus hermanso en la guerra de abril y sufrió la persecución de su hermano Plinio, dice: “Yo siento mucho la muerte de Henry Segarra, quien era el esposo de la ex secretaria de la mujer, Gladys Gutiérrez, lo que la convirtió en una luchadora en contra de los muertos y desaparecidos en la época”. Segarra desapareció en la cárcel. Jamás se supo de él.

Otra muerte dolorosa para Matos Moquete fue la de Maximiliano Gómez, “El Moreno”, a quien define como su hermano, pues compartieron años de militancia en el MPD. Fernando Infante en su cronología histórica “12 años de Balaguer”, destaca que LISTÍN DIARIO publicó esa muerte en mayo de 1971. El libro refiere que el líder había fallecido el día 23 al parecer intoxicado con gas propano de una estufa de calefacción en Bruselas, Bélgica. Su muerte fue atribuida luego a la CIA.

1 comentario:

Luis Oviedo dijo...

Felix Servio* Ducoudray