martes, 24 de marzo de 2009


MARIO BALDERA DIRIGENTE CAMPESINO
 Y GRAN REVOLUCIONARIO
Por: Bolívar Beltre

 El revolucionario comienza a nacer cuando la sensibilidad de ser humano se expresa mediante la solidaridad con sus semejantes. Mario Balderas nació como revolucionario. Fue la más alta expresión de solidaridad con sus semejantes, fundamentalmente, con los hombres y mujeres del campo. Si, solidario y participativo con aquellos olvidados de siempre por los gobiernos y la oligarquía. Claro esta, olvidados cuando de reconocerles su derecho se trata, pero para explotarlos y expoliarlos eran recordados todos los dias por los grandes latifundistas dueños de las tierras productivas y el país.

 Mario Balderas nació en la histórica provincia de San Francisco de Macorís en la comunidad de la Penda. En esa comunidad del norte del país conoció en carne propia las arbitrariedades cometidas contra los hombres y mujeres del campo que morían de hambre y abandono mientras que el fruto de su trabajo engordaban los bolsillos y barrigas de sus explotadores.

 El Movimiento Popular Dominicano, MPD, verdadero instrumento de la patria, había decidido prestarle la importancia que merecía el movimiento campesino dominicano que para ese entonces estaba orientado por las llamadas Ligas Agrarias Socialcristianas, agentes pagados por el gobierno norteamericano con la clara finalidad de mantener postrado a los pies de los gobernantes los intereses el campesinado Dominicano.

 El MPD, comenzó a organizar los Comités de Recuperación de Tierras en todos los campos del país. La sensibilidad de Mario Baldera encontró calido albergue en las filas del Movimiento Popular Dominicano, organización en la cual pudo distinguirse como un gran dirigente.

 Los servicios militares y de inteligencia al servicio del gobierno así como los servicios de espionajes extranjeros le dieron seguimiento y ubicación a Mario Baldera, quien con valentía y coraje desarrollaba sus trabajos organizativos sin importarle las consecuencias que ello tuviera.

 A los cuerpos represivos del régimen se unieron terratenientes de la zona, los cuales, con el conturbenio del alcalde pedáneo de la sección Honduras, Andrés Taveras y un capitán del ejército conocido como Acosta Infante, tendieron el cerco del que nunca pudo salir el dirigente campesino.

La esposa de Mario Balderas, Rosa Mercedes Paredes García, se presentía la muerte de su pareja y por ello le aconsejaba que saliera de la comunidad hacia otro lugar para que preservara la vida, a lo que su cónyuge le respondía… “Yo no tengo que abandonar mi sitio, no soy un delincuente, solo un luchador para que todos tengamos un pedazo de tierra”.

El presentimiento de la esposa del agricultor se convirtió en realidad el 28 de junio de 1969, cuando miembros del servicio de inteligencia del ejército conocido como G-2 allanaron su residencia y cuando este fue avisado de la presencia de los militares rehusó salir huyendo por lo que fue apresado esa tarde que su familia recuerda con tristeza.

Los esfuerzos por ver a su esposo con vida resultaron inútiles hasta que al día siguiente de su detención, el 29 de junio, le comunicaron que el mismo estaba en la morgue del hospital San Vicente luego que ¨se ahorcara¨, versión que fue rechazada por sus familiares y reclusos que atestiguaron escuchar en horas de la noche como era golpeado inmisericordemente el agricultor asesinado. 

El velatorio de Mario Balderas estuvo matizado por una fuerte presencia policíaco-militar pese a lo cual decenas de personas participaron en el mismo y poste-riormente le acompañaron hasta su última morada donde fueron pronunciados encendidos discursos denunciando el asesinato del dirigente campesino. 

La muerte de Balderas fue llorada por todos y el Movimiento Popular Dominicano juró que su muerte no sería en vano y que alguien pagaría por el asesinato, promesa que se cumplió a principios del año 1970 cuando un paquete enviado por correo al teniente coronel Juan de Jesús Pichardo Castillo le explotó cercenándole las manos y causando destrozos en la oficina del jefe de la policia en esta ciudad, donde también resultó herido el entonces cabo Torres Kingsley. 

Al dirigente campesino le sobrevivieron tres hijos: Mario Miguel, Juan Esteban y Zoila Mercedes, quienes hoy residen en el sector 27 de Febrero, los cuales guardan gratos recuerdos de su padre y levantan orgullosos sus rostros conscientes de que su progenitor murió buscando un destino mejor para ellos y todos los dominicanos.

 


viernes, 20 de marzo de 2009

UN PAIS TEÑIDO DE SANGRE


Ninguna generación puede hacer frente a los retos de su futuro sin reparar en las enseñanzas del pasado. Es por eso que la juventud dominicana actual carga el compromiso de conocer los sueños, dolores, padeceres y logros de las generaciones que construyeron el país.

Hace más de 20 años, en las décadas de los 60 y los 70, miles de jóvenes con sueños y aspiraciones tuvieron que hacer frente al trujillismo, su caída; y la posterior entrada del gobierno de Joaquín Balaguer, hasta hoy reconocido por cobrar con cárcel, exilio, sangre y muerte, las vidas e intentos de esos jóvenes por trazar una senda más justa para los que vivimos hoy.

Narciso Isa Conde, conocido hasta el presente por sus luchas en defensa de las doctrinas comunistas, y Manuel Matos Moquete, catedrático y dirigente en aquel entonces del Movimiento Popular Dominicano (MPD), fueron dos de esos jóvenes entusiastas activistas, como otros, de las utopías que bombardearon el país en esos años, procedentes en algunos casos, de potencias comunistas y socialistas como China y la Unión Soviética, y seducidos también por ejemplos como el de la revolución de Fidel Castro en Cuba.

Testimonio
Narciso Isa Conde era muy joven cuando se involucró por primera vez con dirigentes y dirigentas de las luchas democráticas y pro socialistas. En los años 50 conoció a Justino José del Orbe y Quírico Valdez, jóvenes luchadores, primero en el plano de su sindicato y más tarde en la conformación de una vanguardia revolucionaria.

Después de la Guerra de Abril, conoció a Pericles Franco; los hermanos Juan y Félix Elbio Ducoudray; Héctor Ramírez Pereyra (Niño), y “desde el punto de vista de la amistad, la humanidad, a Minerva Mirabal”, rememora.

Con ella tuvo una relación cercana, pues cuando la joven llegó a la capital para estudiar, vivió en una pensión que tenía la madre de Isa Conde en la calle Santo Tomás de Aquino esquina Ramón Santana, en la Zona Universitaria.

“De Minerva recuerdo su talento, su hermosura, su altísima sensibilidad, su vocación por la lectura y su condición de estudiante brillante. Muchas veces compartí estudiar con ella porque ambos resistíamos estudiar con ruido”, narra. También recuerda a Tomasina Cabral e Isaura Ventura, del Movimiento 14 de Junio, y a María Teresa, la más joven de las Mariposas, quien, al morir contaba tan sólo con 24 años.

Matos Moquete recuerda hechos trágicos vinculados con jóvenes, como el asesinato, durante la dictadura trujillista, de los sindicalistas Mauricio Báez y Freddy Valdez. Otro caso fue el de Guido Gil, periodista y abogado, desaparecido en el puente Higuamo en San Pedro de Macorís. A pesar de las averiguaciones, su cadáver jamás fue encontrado.

Resaltaron en la época los asesinatos de cabecillas de izquierda, especialmente de tres partidos: el Movimiento Revolucionario 14 de junio, el Partido Socialista Popular y el Movimiento Popular Dominicano.

Influidos por un pensamiento transgresor y revolucionario todos los jóvenes de esa época amistaron y fueron compañeros de lucha. Todos recuerdan a Asdrúbal Domínguez, Amaury Germán Aristy y los héroes del 12 de enero, Narcisazo González, Amín Abel Hasbúm, Orlando Martínez, Maximiliano Gómez (El Moreno), Henri Segarra, Otto Morales, Tito Monte, Sagrario Díaz, los jóvenes del club Héctor J. Díaz y muchos, muchos más... todos fallecidos.

El dolor de la muerte
Como Narciso Isa Conde y Manuel Matos Moquete, quienes lograron sobrevivir a una época en que la sangre joven fue derramada, vivir ha significado cargar la pena de haber visto caer a amigos que eran sus hermanos.

Isa Conde admite: “La muerte que más me estremeció fue la de Amín. Yo estaba clandestino en una casa en El Conde y me llegó al alma su asesinato, nos llenaba de indignación”, refiere el dirigente comunista. Amín Abel Hasbún, secretario en ese entonces del MPD, fue asesinado el 24 de septiembre de1970 en su casa, de un balazo en la cabeza disparado a quemarropa.

El golpe se debió a la cercana relación, casi familiar, que ambos cultivaron. “Con él compartí niñez, adolescencia y juventud primero en los estudios intermedios en el Colegio La Salle, luego en el aula común durante tres años del bachillerato”, expresa. Otro doloroso golpe fue la muerte de Asdrúbal Domínguez. “Su muerte fue como la de alguien de la familia”, narra Isa Conde.

Otra cruel pérdida fue Orlando Martínez, pues había mantenido una relación estrecha con el periodista, a quien conoció en 1964. Ambos pertenecieron a la misma agrupación política y compartieron tanto dentro como fuera del país.

De su lado, Matos Moquete, quien perdió a dos de sus hermanso en la guerra de abril y sufrió la persecución de su hermano Plinio, dice: “Yo siento mucho la muerte de Henry Segarra, quien era el esposo de la ex secretaria de la mujer, Gladys Gutiérrez, lo que la convirtió en una luchadora en contra de los muertos y desaparecidos en la época”. Segarra desapareció en la cárcel. Jamás se supo de él.

Otra muerte dolorosa para Matos Moquete fue la de Maximiliano Gómez, “El Moreno”, a quien define como su hermano, pues compartieron años de militancia en el MPD. Fernando Infante en su cronología histórica “12 años de Balaguer”, destaca que LISTÍN DIARIO publicó esa muerte en mayo de 1971. El libro refiere que el líder había fallecido el día 23 al parecer intoxicado con gas propano de una estufa de calefacción en Bruselas, Bélgica. Su muerte fue atribuida luego a la CIA.

lunes, 9 de marzo de 2009

Para Que No Se Olvide LA OTRA CARA DE BALAGUER Por Bolívar Beltre


Los partidarios y seguidores del Dr. Joaquín Balaguer Ricardo se prestan conmemorar los 22 años de gobierno que les son propios. Es un derecho y como tal lo respetamos, talvez con más respeto del que tuvo frente a sus opositores durante esos años de gobierno. Los seguidores de Balaguer tienen ese derecho e incluso no les niego sus razones. Jamás. Fueron 22 años gobernando a favor de un reducido número de dominicanos que le era incondicionales en sus pensamientos y acciones. Más aun, le ayudaban a pensar y actuar.

Estoy plenamente seguro que las alabanzas estarán por toneladas como estarán las 300 familias que dijo una vez se hicieron millonarias sin dar un golpe a la sombra del poder que ostento. También estarán, estoy seguro, todos aquellos que les acompañaron en El Palacio Nacional incluso aquellos funcionarios que tenían sus despachos en la casa de gobierno en la cual dijo un día que la corrupción lo arropaba todo y a todos y que solo se detenía en la puerta de su despacho.

Estarán presentes, porque deben estarlo, los grandes jerarcas militares que convirtieron a nuestras fuerzas armadas en bandas de rufianes y criminales a los cuales le llamo en una oportunidad LOS DESCONOCIDOS o LOS INCONTROLABLES. Esos mismos que les inculcaban a los militares que los que luchan por la democracia, la liberta y el progreso eran sus enemigos y que había que exterminarlos.

Estarán presentes, y puedo asegurar, los que estuvieron sirviéndole ayer y lo negaron después, para recogerlo en el presente. Los típicos camaleones de la política vernáculas.

Pero no todos estarán presentes.

No estarán presentes aquellos que fueron objetos de vulgares asesinatos por el simple hecho de procurar libertad y democracia en nuestro país tales como: Amin Abel Hasbum, Otto Morales, Tito Monte, Sagrario Ercira Díaz, Rubén Santana, Maximiliano Gómez (El Moreno), Armandito Díaz, Tulio Rivas.

No estarán presente los cincos jóvenes del club Héctor J. Díaz asesinados por la Banda Reformista y Anticomunista creada a la sombra de sus ideas y por sus mas connotados seguidores.

No estarán orlando Martínez, Guido Gil ni Goyito, pues cometieron el “crimen” de denunciar los desafueros de un régimen intolerante, represivo y anti democrático, como el que ejerció el Dr. Balaguer en todo momento.

No estarían los estudiantes vilmente asesinados en los diferentes liceos y escuelas del país y por supuesto tampoco estará el profesor Eladio Peña de la Rosa y otros tantos que cayeron con la tizas en las manos disparándole a la ignorancia de guardias y policías totalmente ignorantes.

No celebrara esos 22 años de gobierno Balaguerista Mama Tingo ni Mister Beca que con su voz aun resonando en los campos, valles y montañas de nuestra patria, clamaban por tierra, justicia y libertad. Estarán, por el contrario, los terratenientes, los Belarmino, los Vicini, los de la Gulf And Western que amasaron riqueza a expensa del trabajo creador de nuestros pobres del campo.

Tampoco estarán los históricos dirigentes obreros que vieron con dolor desaparecer instrumentos de lucha y combate tales como: Poasi, Unachosin, Sindicato de los Telefónicos, Sitracode, Sindicato Unido de la Romana, y, cuando no, la compra descarada de otros que se convirtieron en la vergüenza de los que siempre han tenido dignidad y decoro.

No estarán presente, los que un día salieron de sus casas y nadie sabe donde están porque no comulgaban con las ideas balagueristas, tales como Los hermanos Velorios, Herry Segarra Santos y cientos de dominicanos mas.

No estarán porque no pueden estar, los familiares que con dolor y silencio veían violada la santa paz de sus hogares con violentos allanamientos. No pueden estar los que vieron sus familiares y amigos golpeados y apresados, no pueden estar los que recuerdan los ojos furiosos e iracundos de los gorilas del balaguerismo que ejecutaban las acciones mas sucias frente a un pueblo que solo reclamaba su derecho a vivir en paz y libertad.

No pueden estar los que murieron en procesos electorales evitando los fraudes que siempre cometían Balaguer y sus Seguidores.

Tampoco puedo estar yo, porque todo esto no me lo dijeron sino que yo mismo lo viví.

PARA ORLANDOUNA FLOR, A SUS ASESINOS UNA ESPINA POR Bolívar Beltre


Los años pasan y los recuerdos se pierden o aparentan perderse. En medio de la vorágine de un mundo en movimiento falta tiempo hasta para los recuerdos. Y a muchos les conviene. O por lo menos creen que les conviene. Pues con las pérdidas de los recuerdos piensan que el oprobio se borra, que el crimen se borra, que la desvergüenza se borra. No lo creo.

32 años cumple de ser asesinado el revolucionario Orlando Martínez. Muchas aguas han pasado debajo de los puentes. Y su muerte no se olvida. Sigue latiendo en la conciencia de un pueblo.32 años no es juego de niños. Y parece que fue ayer, porque el conocimiento de crímenes como este pasa de generación en generación como condena eterna a sus actores.

El tiempo no borra la ignominia ni el crimen, creo que por lo contrario lo imprime fuertemente en la conciencia del pueblo como el viento deja su huella en la roca que golpea.

A Orlando Martínez no lo mataron por periodista, lo asesinaron por ser revolucionario. Periodistas hubo y hay muchos pero periodistas revolucionarios hubieron y hay muy pocos. No escribía cuentos de hadas ni poesía a las bellas flores de alejandrina, denunciaba la opresión y las injustas desigualdades.

Era periodista, pero no periodista para si, sino periodista en si.

Su pluma pisaba papel para denunciar los atropellos, para denunciar el robo descarado de las multinacionales yanquis. Eso no le perdonaron. Si hubiese escrito farándula o deportes no estuviera muerto. De seguro que no. Pero no se dedico a eso, aunque se divertía con ello.

Es que no podía ocultar que los estudiantes eran ametrallados por el crimen de robar el saber. Que los obreros perdían la vida en lo salado de su sudor. No podía ocultar que nuestros campos desaparecían junto con sus moradores. Como no denunciar la corrupción del gobierno balaguerista y las bandas de asesinos a sueldo que lo sostenía. No podía callarlo porque era revolucionario y aprendió que la verdad es siempre revolucionaria.

32 años y a pesar de que fue asesinado no se ha borrado de la conciencia del pueblo. Y no se va a borrar. Todo lo contrario.

Lastima para sus asesinos que no podrán descansar jamás tranquilos dentro de sus tumbas porque cada recuerdo de un hombre o mujer del pueblo se convierte para ellos en un nuevo círculo del infierno.

No solo para ellos sino también para los vivos que de espalda a la historia le alaban sus pasos. Estos también no tienen futuro. Viven el presente irremisiblemente muertos.

MUCHOS 12 DE ENERO, UN DICTADOR Y CUATRO REVOLUCIONARIOS Por Bolívar Beltre


El terror recorría las calles de Republica Dominicana. En Palacio un presidente impartía las órdenes: hay que matarlos, hay que borrarlos, hay que aniquilarlos. Pero ellos resistían. Se les acusa de los crímenes más atroces, pero el pueblo no lo creía. No podía creerlos. Jóvenes como ellos solo podían ser portadores de los mejores intereses nacionales. Y ese era precisamente su crimen. 

 Joaquín Balaguer Ricardo y su gobierno no dormían tranquilos al saber que jóvenes patriotas surcaban con sus ideas los sentimientos de libertad. Cualquier cosa se le permitiría, menos esa. Que se perdieran en la corrupción, no les importaban. Que consumieran y traficaran con drogas, menos. Que crearan bandas en los barrios para repartirse los territorios, incluso. Que vistieran estrafalariamente y asumieran como modo viven di el “American way of Live” mejor seria. Pero no. No eran de esos tipos de jóvenes. Estos eran portadores de un futuro mejor, estos creían en la redención de su patria. Estos jóvenes aman a su pueblo de todo corazón y sufrían en carne propia el látigo que golpeaba violentamente las espaldas de los trabajadores. A estos jóvenes les preocupaba la penetración cultural extraña. Eran jóvenes revolucionarios.

Amaury German Aristy, Virgilio Perdomo Pérez, Ulises Ceron Polanco y Bienvenido Leal Prandy no solo amaban su patria, eran la patria misma, pues resumieron en su corta vida el coraje y heroísmo con que la historia a matizado a los dominicanos; pero los verdaderos dominicanos, no a los que siempre han vivido en la oscuridad, no a los que han usado el robo de los recursos públicos como su seña y divisa, no a los que han esparcido con sañas las garras de la muerte.

Al igual que otros héroes y mártires, desafiaron el terror balaguerista de los 12 años. Ese fue su pecado y Balaguer no lo perdonaba. La ira del terror de estado les persiguió por todas partes. El propio Balaguer dirigía desde palacio, como diestro titiritero, los hilos de una muerte a los que estaban condenados. La vida de este gobernante dependía de la sangre de jóvenes revolucionarios.

Estos cuatro revolucionarios supieron resistir con valentía la persecución y cuando las fuerzas militares y policías sedientas de sangres les ubicaron, entonces si se supo lo que es el valor de un revolucionario. Los vientos Quisqueyanos contaran de por siempre esta historia.

Cuatro hombres y de ellos a penas dos resistieron por mas de 12 hora los feroces ataques de mas de 8 mil soldados y policías, decenas de asesores norteamericanos. Contra ellos se usaron tanques de guerras, bazookas, aviones bombarderos y de reconocimientos, helicópteros con miras infrarrojas, cañones de cortos, medianos y largos alcances bajo el mando de los generales en jefe de la Fuerza Aérea, Marina de Guerra, ejército Nacional y Policía Nacional. Durante 12 largas horas los mantuvieron a rayas provocando innumerables bajas a las fuerzas del gobierno.

Cuanto valor y orgullo nacionalista concentrado en tan solo cuatro hombres y cuanta cobardía concentrada en tantos generales y gobernantes.

Finalmente, las fuerzas del terror y el crimen se impusieron militarmente. Pero no vencieron. Para vencer tenían que por lo menos igualar el valor y el coraje. Y eso no era posible, pues solo las causas justas y los ideales de un mundo mejor pueden provocar que hombres brinden sus vidas con sonrisas en los labios saludando la llegada de la nueva aurora que por los horizontes un día surgirá.

14 DE JUNIO, LOS HEROES DEL PUEBLO SON INMORTALES Por Bolívar Beltre


Cuando un 14 de junio, 48 años atrás, un ejercito irregular de dominicanos y extranjeros internacionalistas decidieron llegar del exterior al país con el claro objetivo de ponerle punto final a la dictadura encabezada por el sanguinario y diabólico Rafael Leonidas Trujillo Molina, entendían encarecidamente de que este país, esta nación, ejemplo libertario de America latina no podía continuar de rodilla frente al crimen de Estado, frente al terror oficial que mediante la violencia conculcaba los derechos civiles y políticos a todos los dominicanos.

Aquellos hombres de Constanza, Maimón y Estero Hondo, venían con mas sueños libertarios que fusiles, con mas amor por la libertad que proyectiles; es mas, no estaban seguros de un triunfo militar inmediato, eso lo podemos asegurar, pero si de que su sacrificio se convertiría en antorcha y que la misma iluminaría irremisiblemente los caminos de libertad de esta tierra duartiana. Y así fue.

Para ese entonces las oscuras sombras de la dictadura trujillista abarcaba los 48 mil 670 kilómetros cuadrados de patria. El asesinato político estaba a la luz del día. Bastaba con que en una familia existiera un solo opositor al régimen para que esa familia entera lamentara haber existido. Nadie estaba seguro. El crimen político asechaba en cualquier camino de las ciudades o los campos.

 El mar fue testigo mudo de los más atroces asesinatos. Las montañas, esas bellas montañas quisqueyanas alfombradas de tropicales flores no suma las lagrimas convertidas en rocíos, testigos fieles de los cadáveres abandonados de hombres y mujeres cuyo único delito era luchar por una patria mas justa, o por lo menos libre de el oprobio trujillista.

Llegaron llenos de patriotismo a cambiar esa lamentable situación.

No eran ignorantes. Sabían a que venían y a que tenían que enfrentarse. Con que valor e hidalguía lo hicieron. No se doblegaron. Nunca jamás. El mundo, a través de esos mártires de junio, conoció del valor y la entereza del dominicano. Claro no de un dominicano cualquiera sino de aquellos de los que nunca han mancillado el nombre de su patria, de los dominicanos que nunca han perdido la fe en nuestra soberanía e independencia, de dominicano que no se han puesto de rodilla frente a los tiranos y opresores del pasado y del presente.

En junio fue. Pero pudo haber sido un mes cualquiera del año. Pero como quiera iba a ser. Y saben porque, porque los dominicanos en el transcurso de nuestra historia han dado muestra de decir presente mas temprano que tarde cuando la patria los llama.

Y acude. Acude con valor, con entereza y decisión. Y de que forma. Muchas páginas de la historia universal dan cuenta de la intrepidez de los hombres y mujeres nacidos en estas benditas aunque maltratas tierras.

No importa que los que han estado y están en la actualidad gobernando poco le importe esta fecha.

No la necesitan. Han logrado el objetivo de vivir y disfrutar el sacrificio de otros. Opero no importa. El pueblo, como siempre observa y en silencio apunta con el “lápiz” de la historia “en el librito de los recuerdos” porque aunque hayan quienes no lo crean, no solo será en el juicio final, aquí en estas dominicanas tierras también un día será el llorar y crujir de dientes. Ese día los mártires de Junio y todos los mártires de nuestra patria se levantaran de sus tumbas reencarnados en el pueblo humilde, en el pueblo trabajador y le pasaran facturas a los que olvidan viviendo el presente. Que nadie le quepa dudas. He dicho.

LAS MIRABAL Y MANOLO: DOS NOVIEMBRE Y UNA SOLA PATRIA Por: Bolívar Beltre



Patria no es solo el entorno físico donde nacemos y vivimos. Es mucho más que eso. Es sentir el derecho de que una parte del vasto mundo nos pertenece. Ese entorno nos permite asumir una característica colectiva que nos distingue del resto del mundo. Y eso no se cede ni se renuncia. Eso se defiende incluso con la vida.

Así como existen seres execrables que atentan contra la libertad, la soberanía y el derecho, también siempre habrá quienes estén dispuestos y dispuestas a ofrendar su vida por la libertad, la soberanía y el derecho de todo un pueblo. La historia dominicana es un claro ejemplo de ello.

Si bien es cierto que hemos tenidos gobernantes dictadores, criminales, ladrones y entreguitas también es que nunca nos han faltado hombres y mujeres dignos y valientes, quienes asumiendo la dignidad de todo un pueblo, han enfrentado al crimen, al abuso y la barbarie. Esos nunca se olvidan.

Es por ello que noviembre nos trae grandes recuerdos y nos obliga a hacer una parada en este largo peregrinaje por la consecución de una patria mejor y honrar a Patria, Minerva y Maria Teresa Mirabal así como al siempre bien recordado Comandante revolucionario Manuel Aurelio Tavarez Justo.

Las primeras, ejemplo imperecedero del coraje y la valentía de la mujer dominicana, asesinadas el 25 de noviembre del año 1960, y, el segundo, un 28 del mismo mes pero en el año 1963, se encamino con pasos decidido a las escarpadas montañas de Quisqueya con sus mochilas repletas de un puro ideal.

Todos murieron físicamente. Pero físicamente solamente. Hombres y mujeres de esta estirpe no mueren en verdad. Creanmelo. Para poder morir tiene que morir la patria que defendieron, tienen que morir los ideales que sostuvieron. Y eso no sucede nunca ni sucederá jamás.

Para que mujeres y hombres como ellas y ellos poder morir tiene que borrar del sentimiento de todo un pueblo el amor a la patria. Y eso nunca se logra aunque la mancillen, la pisotean, la violen e incluso, aunque aparezcan traidores.

Siempre habrá dominicanos y dominicanas como ellos y ellas dispuestos a asumir su historia y sacrificio. 

Y de hecho ha sido así. Como ejemplo de ello solo tenemos que recordar a Francisco Alberto Caamaño, Henry Segarra Santos, Amin Abel, Tito Monte, Mama Tingo, El Moreno, Otto Morales y con ellos, cientos de mártires que nos llenan de orgullo y patriotismo.

Que este noviembre nos permita reflexionar, inculcándole a esta generación el amor y agradecimiento por sus grandes hombres y mujeres. Y gritemos a todo pulmón:

¡¡¡¡LOS HEROES DE LA PATRIA SON INMORTALES!!!!!!!!


A 38 AÑOS DE LA CAIDA EN COMBATE DE TITO MONTE


El 28 de agosto se cumple un aniversario mas del vil asesinato perpetrado contra Numitor Elpidio Jiménez, comandante Tito Monte. No quiero que pase desapercibido. Es que no puede ni debe pasar desapercibido. Muy grande su amor por la patria y espíritu de sacrificios para ser ignorado. No puede ser ignorado ni por los dominicanos buenos ni por los dominicanos malos. Por los primeros solo tuvo amor y solidaridad y por los segundos un combate permanente.

Era el medio día del 28 de agosto del año 1969, en medio de una huelga nacional organizada por la otrora poderosa Unión Nacional de Chóferes Sindicalizados, UNACHOSIN y en medio de una atroz represión impulsada por el mil veces mal recordado gobierno Balaguerista de los 12 años en contra del pueblo y sus organizaciones, cuando auspiciado por el Movimiento Popular Dominicano, MPD, realiza junto a otros compañeros una acción política-militar de autodefensa popular contra el puesto militar ubicado en los Transformadores de esta ciudad de San Juan de la Maguana.

La acción se realiza y como todo buen revolucionario cumple con el mandato partidario sin dejar de respetar la integrada física de sus adversarios integrantes de las fuerzas armadas del país al servicio del régimen.

El odio del pueblo frente al gobierno balaguerista era tan fuerte en la población que los moradores de este municipio a lo callado expresaban su simpatía y admiración por la acción de estos jóvenes revolucionarios.

El comando revolucionario se retira sin mayores obstáculos y con la abierta colaboración de los moradores del sector de Villa Flores, siempre solidario y revolucionario, logran internarse por los campos aledaños al sector.

Sin previsiones tácticas correctas, el resto de los comandistas continuaron su camino con todas las armas mientras que el Camarada Tito Monte emprende el regreso hacia la ciudad con la ropa de combate por debajo de ropa de civil y sin ningún tipo de arma pues la finalidad no era entablar combate, sino llegar de nuevo a la ciudad y continuar con los trabajos políticos encomendados por nuestro Partido. No se previo que el mes de agosto era lluvioso y que los terrenos de retiradas estaban sembrados de arroz, que fracasaron dos acciones de igual características que se efectuarían en forma simultánea en los cuarteles del Ensanche Buena vista y Sabaneta, lo que produjo la detención de este revolucionario que de no ser por el pantalón de campaña que sobresalía al Jean que llevaba puesto pudo haber pasado por un simple campesino. En esa circunstancia fue hecho preso.

Al notar el pantalón militar uno de los guardias participante en la persecución se lo reporta al coronel Cristian Valdez alias el Pinto, quien de inmediato comienza a interrogarlo debajo de una mata de quenepa. Ya sin duda alguna sobre la identificación del Camarada Tito Monte, tanto este coronel como el mal recordado coronel Medina Sánchez comenzaron a insultar su condición de revolucionario a lo que este titán revolucionario salio en defensa de la causa revolucionaria y en defensa de su derecho a luchar por una sociedad mas justa.

Como fieles representantes de la bestialidad reaccionaria inyectada por las ideas más recalcitrantes del Dr. Joaquín Balaguer, estos dos coroneles reaccionarios como había de esperarse y Cristian Valdez le asestó un bayonetazo por la boca traspasándole la nuca. Cayo al suelo en medio de una nutrida ráfaga de ametralladoras disparadas por soldados dominicanos que el odio inculcado por Balaguer y sus seguidores no les permitían ver que el hombre al que acababan de depararle no era un hombre cualquiera sino uno de esos seres que surgen para luchar a favor de los oprimidos y olvidados como ellos mismos.

Cayó con los ojos abiertos clavado en la tarde sanjuanera que caía, mirando fijamente a los altos traspasando los cielos, con sus labios sonrientes y el arrozal sirviéndole de almohada para que sostenga en alto su frente de revolucionario.

No dudo de que el sonido de un trueno surgido de la fuerte luz de un relámpago anunciara al mundo que había caído el comandante Tito Monte.

Cayo pero no murió, solo mueren aquellos que dedican su vida al mal, al odio, a la explotación de sus semejantes, a los que le roban a los pueblos el fruto de su trabajo. Mueren los que defienden causas injustas, los que sostenían gobierno y regimenes corruptos como el de Balaguer. Mueren los que engañan a los pueblos ofreciéndole la gloria a cambio de un voto y después de ganar se olvidan de los compromisos.

Los que son como Tito Monte puede caer, pero nunca en verdad mueren, si murieran estas notas no se hubieran escrito a 37 años de este acontecimiento

CUANDO MATARON A AMIN ABEL LA PATRIA LLORO




No importo que se graduara Magna Cum Laude. Era enemigo del gobierno y había que matarlo. Había cometido el gran crimen de matar la ignorancia en un país repleto de analfabetos. Hablaba de libertad, derechos a la paz y al pan, derecho a vivir en bienestar. Muy peligroso, su vida se convirtió en un dolor de cabeza para los que junto a Joaquín Balaguer habían convertido estos 48 mil kilómetros cuadrado de patria en un sencillo potrero. Había que aniquilarlo para que sus ideas no prendieran en las masas. 

Amin Abel Hasbun, nacido un 12 de octubre de 1942 en Santo Domingo, dedico por entero su vida a luchar por lo que creía. No importo sacrificio. Estaba seguro que donde había lucha el sacrificio es constante y mas que un obstáculo se convertía en aliciente para continuar.

Inicio sus actividades en pos de una patria mejor en el año 1960 en pleno auge de la dictadura Trujillista demostrando tener arrojo y decisión, desafiando el peligro que para ese entonces acechaba contra todo aquel que se atreviera a enfrentar la fiera en el poder y los energúmenos que les servían de sostén.

Amin se destaco en los acontecimientos que se desarrollaron el 20 de Octubre de 1961 cuando cientos de estudiantes ocuparon las azoteas de las Calles Espaillat, arzobispo Nouel y Palo Hincado exigiendo castigo para los remanentes de la dictadura trujillista y la apertura de la Universidad de Santo Domingo cerrada mediante el Decreto 7189 por Joaquín Balaguer, quien sustituyo a Trujillo en virtud de su condición de presidente Títere de ese gobierno. El valor y coraje demostrado por Amin Abel Hasbun en este acontecimiento presagiaban ya sus estimables dotes de revolucionario.

Frente a la masacre policial, Amin dirigió la resistencia desde las azoteas de las viviendas de ciudad nueva, en donde con sus puños y letras escribió un gran cartel que decía “Ciudad Nueva: Zona Libre” consigna que 4 años mas tarde, mientras contraía matrimonio en la ciudad de Puerto Plata, se convertiría en un grito de guerra al estallar la revolución de Abril del 1965.

Cientos de jóvenes fueron masacrados por la Policía. Sin embargo, como lo haría durante toda su vida, el Dr. Balaguer no solo felicito a la Policía por su actuación sino que dijo de ella que ese día “se escribió una página de honor en la historia de las fuerzas nacionales dominicanas”. Y todavía la sangre de estudiantes muertos no se había secado.

De igual manera, fue notoria su participación en la lucha por la Autonomía Universitaria en los meses de diciembre del 1961 y enero del 1962, así como su resistencia al golpe de estado contra el profesor Juan Bosch en 1963, día en que fue hecho preso y en una acción de extrema valentía escapo del palacio de la Policía Nacional. Se le recuerda su participación en acciones urbanas de apoyo a la guerrilla de 1963 que encabezo Manuel Aurelio Tavarez Justo.

Para el año 1964 ocupa la Secretaria General de la Federación De Estudiante Dominicano, FED, distinguiéndose en su lucha en contra del gobierno de facto del Triunvirato, el cual denuncio a la comunidad internacional en un congreso organizado por la Unión Internacional de Estudiantes, UIE, en Hungría.

Al estallar la revolución de abril del 1965, día que contrajo matrimonio, parte para la ciudad capital desarrollando sus acciones en la zona norte en donde enfrento cuerpo a cuerpo a las fuerzas reaccionarias que a sangre y fuego sembraban el terror entre sus moradores. Ocupada por las fuerzas reaccionarias esta parte de Santo Domingo se traslada a Ciudad Nueva, donde junto a militares Constitucionalistas y otros cuadros políticos dio formación a La Academia de Instrucción Política-Militar “24 de Abril”.

De su capacidad en esta materia damos fe los que militamos en el Movimiento Popular Dominicano, MPD, en esta ciudad de San Juan de la Maguana, los cuales tuvimos el honor de aprender de el asuntos de autodefensa militar.

Fue hecho preso por militares al servicio del régimen balaguerista, en la sección Arenoso de San Francisco de Macorís, el 15 de febrero del 1968, posteriormente puesto en libertad y se traslado a esta ciudad de San Juan de la Maguana donde se integro a los trabajos organizativos del Partido. Recuerdo que las reuniones las hacíamos en la casa numero 3 de la Proyecto 1, al lado de la escuela Sur-oeste, donde Doña Anitica, hoy fallecida.

Posteriormente fue acusado junto a otros cuadros del MPD de haber planificado y ejecutado el secuestro del coronel norteamericano Donald J. Crowley ocurrido en 1970, en donde 21 presos políticos pudieron salir al exterior y así salvarlos de una muerte segura en las cárceles del país.

Contra Amin Abel Hasbun se desarrollo una implacable persecución. No valieron las incontables voces que se levantaron a favor de este revolucionario: Ministros católicos y evangélicos, el Consejo Universitario, Asociación de Abogados, médicos, Sindicatos, Clubes, Frentes Estudiantiles e instituciones internacionales. La sed de sangre del gobierno balaguerista solo se saciaba con sangre de revolucionarios.

El 24 de septiembre 1970 se le dio criminalmente término a una vida tan productiva. Tanta dignidad y amor desinteresado por la patria echado a perder por tres sencillas onzas de plomo en la nuca, disparadas por un ignorante recibiendo órdenes de un déspota ilustrado: Joaquín Balaguer.

FRANCISCO ALBERTO CAAMAÑO


  Viernes, no un viernes cualquiera. Viernes 16 de febrero. Siempre febrero el mismo de la patria. Viernes 16 de febrero del 1973. Cae en combate el Coronel de Abril y de todos los tiempos: Francisco Alberto Caamaño Deño. Un hombre historia, un hombre patria.

Pudo haber sido un hombre cualquiera. Como máximo, un coronel cualquiera. Pero no lo fue, no porque el propiamente lo quiso. Y creo que nunca pensó ser referencia para la historia. Eso jamás. Los que íntimamente le conocieron han dado fieles testimonios de su humildad. 

Mas aun, en el cumplimiento sublime de su deber frente a la patria nunca intento otra cosa que no sea el cumplimiento de ese deber. Pero estuvo en el justo momento y en lugar justo donde la historia le necesitaba. Y acudió obediente pero con firmeza al llamado de la patria, llamado que muchos nunca han oído, porque no han querido ni han tenido el valor para ello, pero si han disfrutado deshonestamente de los beneficios de ella.

La grandeza de este hombre no esta en su muerte en si que es ya mucho decir. Es mas, su propia muerte ha sido un vivo estandarte de lucha y sacrificios. Su grandeza esta en sus acciones. En las causas de sus acciones. En su profundo amor por el pueblo. Y cuando se ama a un pueblo y a su historia no hay sacrificio que valga.

Que inmenso es defender una causa justa. Eso nunca lo entenderían los que no han tenido o no han querido la oportunidad de ponerse al lado de las más sublimes aspiraciones libertarias. Son esos los que gastan tintas y cuartillas pregonando lo innecesario de estos tipos de sacrificios. Cuan equivocados están. 

Quien dice sentirse patriota nunca podrá cerrar sus ojos frente a las atrocidades cometidas contra un pueblo y mucho menos si es su propio pueblo. Y Caamaño lo era. Cosa de la vida, sus acciones le convirtieron de patriota a patria misma.

Creo que quienes les asesinaron no han podido jamás dormir un solo sueño tranquilos,

Cuanta cobardía frente a un Francisco Alberto prisionero. Cuanto miedo y terror en las caras de los generales asesinos que dispusieron por mandato y encargo de un rufián gobernante de una vida tan llena de heroísmo.

Es que este hombre resumía toda la moral y el patriotismo que les faltaba a esos generales del oprobio y el crimen. Es que la mirada firmemente fija del Coronel de Abril se imponía frente a Generales de pacotillas con rangos y galones ganados frente a civiles desarmados.

Estaban frente a un hombre hecho historia por la propia historia de la patria. No se sabe, quien o quienes era o eran prisionero o prisioneros de quien o quienes.

Y hablo Balaguer, desde su trinchera de combate ubicado en una alfombrada y aire acondicionada oficina del Palacio Nacional: Al Coco Mayor Matenlo.

Y siquiera tuvieron el valor para ellos mismos hacerlo, le ordenaron a un subalterno. 

Y lo mataron. 

Perdón, creyeron que lo habían matado. 

 Con su muerte, lo encumbraron al firmamento en donde su pensamiento redentor y libertario asecha el momento preciso, no para vengar su muerte sino para a través de su pueblo hacerle morder el polvo a los cobardes que desde el poder político del país mancillan su patria, que no es otra que nuestra patria.